lunes, 21 de mayo de 2007

Impresiones I: la natura

Puede ser un lugar común (y de hecho lo es), muy cercano al realismo mágico que supimos escribir pero aquí la naturaleza, o mejor dicho, esa parte de la naturaleza constituida por yuyos, plantas, flores, frutos, árboles y una inmensa variedad de otros vegetales, estalla al menor descuido, en cada rincón donde se lo permite o uno simplemente se descuida. En mi casa de Paraná, si uno, por esas casualidades del transitar, no pasaba por mas de 6 horas por el marco de una puerta, cuando lo intentaba se encontraba indefectiblemente con una inmensa telaraña con su correspondiente familia arácnida, más dos o tres mosquitos mortalmente atrapados y una cucaracha (o cualquier otro bicho terreno) que nunca pude explicarme, a pesar de lo reiterado de la situación, cómo hacía para encontrar tan alto su propia muerte. Bien, en Colima es la misma situación, pero en vez arañas uno se encuentra con una indecible cantidad de plantas y enredaderas.
Las plazas acá son pequeñas selvas en miniatura (aunque bien cuidadas y distribuidas) y es posible encontrarse en cualquier calle, al alcance de la mano, con naranjos y limoneros. En frente de la ventana del departamento que rentamos, hay un árbol de mangos y con una regularidad propia de relojería suiza (digamos cada 20 minutos), se puede escuchar que algo se desprende, oscila un momento y luego cae y se estrella en el piso. Resultado, el patio lleno de mangos; jugosos, a punto para ser comidos pero que nadie levanta, la gente los patea, los autos lo pisan.
Y conste que estamos casi en el desierto. Y sí, eso de la foto es un gomero.

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