Calle abajo en el caracol todas las paredes hablan con una belleza indescriptible. Milicianas y Zapatas, cheguevaras, fusiles y mazorcas, pasamontañas, flores y banderas. Un aula de la escuela tiene un mural enorme con el rostro de Flores Magón; en otra, bajo la cara de Zapata, dice “aquí no te enterramos, aquí te sembramos, mi General”. Todo un pequeño estallido de color, autogestión y libertad en Oventic, mirando siempre hacia arriba, al camino que serpentea hacia quien sabe donde, y de espalda, siempre, a Los Pinos.
lunes, 16 de julio de 2007
En Oventic
Calle abajo en el caracol todas las paredes hablan con una belleza indescriptible. Milicianas y Zapatas, cheguevaras, fusiles y mazorcas, pasamontañas, flores y banderas. Un aula de la escuela tiene un mural enorme con el rostro de Flores Magón; en otra, bajo la cara de Zapata, dice “aquí no te enterramos, aquí te sembramos, mi General”. Todo un pequeño estallido de color, autogestión y libertad en Oventic, mirando siempre hacia arriba, al camino que serpentea hacia quien sabe donde, y de espalda, siempre, a Los Pinos.
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