lunes, 16 de julio de 2007

En el Mercado de Altamirano

Chiapas es uno de los estados con mayor población indígena de la Federación, aquí se hablan decenas de lenguas. En las ciudades y los pueblos, en los jardines, en el camión y en los baños, los chiapanecos hablan un mínimo de castellano, el que les permite sobrevivir y manejarse entre una minoría de hispano parlantes que detentan el poder y el dinero (entre estos últimos, obviamente, los turistas), y un máximo de su lengua materna (tzotzil, chol, tojolabal, etc.), para la cual reservan, supongo, la poesía y la filosofía, pero también, el humor y el sarcasmo. Me ha pasado todo el tiempo, en todos lados: preguntás algo, te contestan y enseguida giran la cabeza y hacen un comentario con la persona que está al lado, que para mí resulta inentendible, pero que a ellos los hace reír por varios minutos.
En Altamirano, camino del Caracol de Morelia, entendí, por primera vez, uno de esos chistes. Tenemos que esperar media hora el camión de la Junta que nos lleve y vamos hasta el mercado, en busca de un baño y un café. Llevo una mochila gigante sobre la espalda y otra apenas más chica en el pecho. Me cuesta caminar, transpiro ríos, me falta el aire. Me dice “buenos días” un hombre que vende verduras, y en seguida se da vuelta hacía su compañero y dice varias palabras, de las que entiendo solo dos: güero mula.

(Por si vale la aclaración, en México somos estrictamente güeros los rubios, pero también, en general, cualquier persona que no sea indígena)

1 comentario:

Unknown dijo...

muchas gracias x las descripciones!...son muy lindas...y me los imagino ahi a los dos...

me entra como nostalgia...pk alla esta pablo...y se ke esta muy feliz...

cuidense mucho!!! y seguí escribiendo!!!