martes, 5 de junio de 2007

Impresiones VII: Vuelta sobre los partidos politicos

Dije en una entrada anterior que el gobierno de Fox y el PAN, que a partir del 2000 abrió la gestión del aparato estatal a otros partidos que no fueran el PRI, no había cambiada nada (“no cambiaron una mierda” dije, pero hoy estoy menos propenso a ese tipo de afirmaciones tan guarangas como categóricas y trato de ser, en la modestísima medida de mis posibilidades, más elegante y flexible aunque, como se ve, no puedo evitar esta nefasta inclinación a la disgreción…) Bien, decía que no cambió nada porque todos los partidos políticos en México están hechos a semejanza del PRI.
Ahora me parece que no es eso exactamente, o en todo caso que es algo un poco más complejo. El PRI fue el partido político que logro, tras años de revolución y guerra civil, estabilizar al país y darle una normativa y una legislación más o menos modernas y estables. Pero el PRI nunca fue un partido político en el sentido clásico, no tenía (ni tiene) una plataforma de ideas o un programa político definido sino que se generó a partir de la cristalización, en un momento definido, de un sinnúmero de fuerzas, muchas de ellas en pugna entre sí. En el PRI caben una parte de la iglesia, una del ejército, una de sindicatos, una de pequeños comerciantes… y el PRI es eso, un delicado equilibrio entre una gran cantidad de fuerzas, que todo el tiempo se regeneran y cambian, chocan y transforman. Cada nueva fuerza social que aparece puede tener su lugar en el partido. De ahí también, supongo, el terrible personalismo y verticalismo del gobierno… es como si cada fuerza esperara, guardando su lugar, su turno para gobernar, pero, mientras tanto, obedeciendo ciegamente al presidente de turno… Es notorio que en los sesentas, cuando una parte de la juventud comunista optó por la lucha armada, el PRI incorporó a gran parte de la vieja dirigencia del PC, como modo de marginar y aislar a la corriente armada.
Ahora bien, el estado mexicano fue creado de pies a cabeza por esa cristalización de fuerzas que después se llamará PRI y funciona del mismo modo, con la misma operatoria: toma las corrientes sociales, las fractura, incorpora una parte a su sistema y margina a la otra al más negro olvido. Así, a partir de la década del 80 y durante todo los 90, la aparición de nuevas modalidades políticas de base como el movimiento agrario, el movimiento indígena, etc. Obligaron a una apertura del PRI, esta vez no incorporándolos a su propia estructura sino a la del funcionamiento del estado, pero con una lógica tal que no permitía ningún cambio de fondo (suponiendo que los demás partidos políticos así lo quisieran… que no es el caso). El PAN, el PRD y los demás partidos solo le dan un tinte mas democrático a un sistema imposibilitado de cambiarse a si mismo…

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